Acabo de ver y escuchar la conferencia de prensa del Presidente de España.
Al realizar comparaciones, observo la gran diferencia entre nuestra
clase política y la de aquel país.
El Mandatario anunció la prolongación del estado de alarma, a la
que define como una cuestión de Estado y, a partir de allí, comienzan a surgir diferencias,
que –personalmente- las indico como de fuerte raigambre cultural y democrática:
1. La decisión no fue unilateral sino que cuenta con la
aprobación del Congreso Nacional y con la del Consejo Interterritorial
de salud, ente compuesto con representantes de cada una de las comunidades
autonómicas de España.
2. Esta prolongación se efectúa específicamente por el
pedido de 36 de las comunidades autónomas, en
pleno respeto a la Constitución y a las autonomías regionales.
3. La determinación surge además de un cuidadoso
planeamiento con metas muy claras y precisas, como por ejemplo la de lograr
disminuir los contagios diarios a 25 de cada cien mil habitantes.
4. Si bien se establece “toque de queda” nocturno (de 23
hrs. a 6 hrs.), confinamiento y aislamiento regional, Estos quedan bajo la
jurisdicción de cada comunidad autónoma (dentro de un rango de posibilidades
acordadas), que son las responsables de la salud en cada jurisdicción. Es
decir, cada comunidad puede aislar su ámbito total o parcial, según sea su
evaluación regional y en el cual debe prevalecer un alto sentido común
para cada caso.
5. Han determinado 4 niveles de riesgo, fijados según los
casos de contagios, decesos, estado del sistema sanitario y otra serie de
parámetros más.
Podría citar otras determinaciones más, pero creo que
para reflexionar y sacar conclusiones, bastan estos cinco puntos.
Mis más profundos deseos son que, en estas hermosas
tierras sudamericanas, prevalezca esta profunda cultura democrática y de
respeto a la ciudadanía; que los criterios de participación, diálogo y
comprensión estén por encima de las bajas pasiones partidistas y, lo que me
parece de fundamental importancia, que en las decisiones no dejen de lado el
SENTIDO COMÚN.
Estimado gobernantes, ruégo porque se les “caigan
muchas ideas”, salgan del estado de inmovilización y mediocridad que exhiben,
sean concientes que el pueblo no es “ganado encerrado” ya que dispone de
identidad personal y social y, aunque Uds. “no hagan gala de ello”, de su
propio pensamiento crítico.
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