Debo referirme así, respecto de alguien a quien “nadie conoce”, que “no tiene rostro”, que “no dispone de antecedentes”, “no
existe” y por lo tanto NO TIENE ENTIDAD.
Lamentablemente, esto es cada vez más
frecuente dentro de las redes sociales. Oscuros
personajes que aparecen detrás de una fachada de humanidad, utilizan un
inocente seudónimo y se mimetizan con todos nosotros.
Pero, detrás de estos seudónimos,
seguramente se oculta alguien que desea volcar sus frustraciones más abyectas
sin dar la cara ni responsabilizarse por lo que dicen o hacen. En lenguaje común,
esto se conoce como cobardía.
Hace apenas unos días, de resultas del “affaire” ocurrido en el IESS, tomo conocimiento de la
publicación que ha realizado en facebook,
dónde, entre tantas cosas, se refiere a mi persona como “el infeliz”. Nada más alejado de la realidad (como todas sus
afirmaciones). Por el contrario, soy una
persona muy feliz, dispongo de una gran familia a la que amo, con quienes
dispongo de relaciones normales y los diferendos los solucionamos con respeto y diálogo; “nunca tuve que agredir a alguien, para
terminar con un conflicto”.
He logrado el respeto de mis congéneres, de
mis colegas y de mis alumnos. Esto se logra con mucho esfuerzo, dedicación, compromiso
e involucramiento. Soy una persona de principios y respeto los valores que la sociedad me impone.
Siempre “doy la cara y pongo el pecho a las balas”. Es decir, “me hago cargo” y asumo las
consecuencias de mis actos.
Muy por el contrario, este personaje y sus
amigos, nunca se hacen cargo de nada y menos de las consecuencias de los actos
que producen o provocan. Quisiera ver como van a afrontar el pago
indemnizatorio a la Directora que depusieron, monto tan elevado que hoy
equivale al costo de un departamento nuevo, céntrico y con cochera… valor
que se situaría por encima de los setecientos
mil pesos. Por lógica no les interesa, ya que el dinero no proviene de su parte, sino del pueblo que
pretende educar a sus hijos dignamente. Tampoco les hizo mella el deterioro y agravio que provocaron a la
educación presente y futura de esta
sociedad. Realizaron un enroque entre Excelencia
y Mediocracia.
Ciertamente, como sostiene, no pude ser
el Representante Legal de ese ente por decisión mayoritaria de los socios. Se equivocaron, no decidieron por capacidad
y solvencia, sino por facilismo y más Mediocracia. Las pruebas están
a la vista, seguramente si yo hubiera estado en ese lugar, esta situación no existiría ni por aproximación, ¿o es que a
alguien le queda alguna duda?
Únicamente un estado tal de cosas, puede
presentarse allí, donde el Presidente no dispone de un título adecuado
que enaltezca el cargo y la Institución, o bien donde el Vice-Presidente
sostiene públicamente que el ente es una empresa, olvidándose que se
trata de una “entidad civil sin fines
de lucro” y con una inalterable
finalidad social. Este fue y será el mandato fundacional otorgado por el
pueblo a los valientes vecinos que tomaron la iniciativa. ¿A todo esto, dónde queda la educación de nuestros jóvenes?
Indudablemente que este mensaje no se lo
dedico a personas que se ocultan para
realizar todo tipo de tropelías, más
bien se lo entrego al resto de los
vecinos, para que les sirva al momento de “identificar a nuestros enemigos”, quienes no son precisamente aquellos con los que mantenemos diferencias
o no pensamos de la misma forma. El peligro está en aquellos que se encuentran
enfermos de poder, frustración y ansias de figuración; aquellos a quienes la palabra capacidad y honestidad
intelectual, les queda demasiado grande.
José Luis Rigazio.
30 de mayo de 2014
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