martes, 7 de diciembre de 2010

Reflexiones al término del año.

A pesar de nuestros esfuerzos y de vivir dentro de un esquema democrático, proyectar en términos de participación resulta una meta muy difícil de alcanzar. Como individuos o grupos sociales que integran la estructura social de esta provincia y de esta nación, no estamos exentos de sufrir los mismos problemas y las mismas fallas que presenta la sociedad en general. Consolidar una estructura social desde una perspectiva participativa y democrática, presenta serios inconvenientes que tienen que ver con erróneas conductas incorporadas por nuestra sociedad.
Estas conductas se manifiestan en nuestros actos, en nuestras actitudes. Hablamos de democracia, pero sólo intervenimos depositando nuestro decisivo voto, luego regresamos a casa con la tranquilidad del deber cumplido. Elegimos a nuestros representantes y los responsabilizamos por nuestras propias obligaciones. Protestamos por los abusos, pero no controlamos el poder que hemos delegado ni tampoco exigimos rendición de cuentas. Actuamos desde un individualismo exasperante y nos olvidamos de valores como solidaridad, tolerancia, aceptación de la diversidad, etc.

La solidaridad implica una disponibilidad a traducir el sentimiento de hermandad en actos de apoyo a esos grupos, movimientos u otras colectividades que están intentando reducir el nivel de violencia, opresión o fuerza en las instituciones sociales o políticas…” (Heller, 1989) (de: Arte y parte – M.A.Santos Guerra – 2003).

De esta forma es imposible construir una sociedad más justa y más solidaria. No nos comprometemos demasiado y ni extendemos nuestro involucramiento más allá de nuestros intereses personales. Hemos asumido una indignante posición pasiva frente a los avances y lesiones a nuestros derechos. Somos conscientes que debemos transformarnos en actores principales de nuestra sociedad y ofrecer resistencia a quienes pretenden someternos, pero nada hacemos en consecuencia.
“La valentía cívica es la virtud de alzar la voz por una causa, por las víctimas de la injusticia, por una opinión que creemos que es correcta incluso en situación de abrumadora desventaja. La virtud de la valentía cívica nos induce a caer en riesgos: el riesgo de perder nuestra segura posición, nuestra pertenencia a una organización social o política, el riesgo a quedarnos aislados, a tener en contra a la opinión pública”. (Heller, 1989) (de: Arte y parte – M.A.Santos Guerra – 2003).

Estamos construyendo una sociedad basada en el antiguo principio de “dejar hacer, dejar pasar” (laissez faire, laissez passer) y esto nos coloca en una situación irresponsable y perjudicial para nuestros derechos, para nuestros intereses y para nuestro futuro.

Esta posición provoca una reacción inmediata de parte de nuestros dirigentes, quienes toman decisiones (correctas según su criterio e interés) en la más absoluta seguridad de que nadie ofrecerá resistencia. Por supuesto, que en ello no entra en juego el interés común o bienestar general, sino que por el contrario prevalecen los intereses de parte o sectoriales. Ellos resuelven, hace y deshacen según sus falsos principios y espúreos intereses. Transforman la mentira en verdad y viceversa; hacen de lo irreal, algo posible y justifican todo desde el más absoluto descaro. Son insolentemente osados en sus afirmaciones y no trepidan en enojarse cuando alguien se opone a sus designios.

Hoy simplemente me encontré frente a un claro ejemplo de esta preocupante realidad: “Creo que luego del caso de Green Time, la gente fijó una posición muy clara y decidió que las montañas no se toquen, así que este municipio seguirá esa línea. La inadecuada técnica legislativa, que autorizaba al Concejo de Representantes a efectuar una evaluación excepcional sobre proyectos diagramados en las laderas, se ha remplazado, y ahora, ni siquiera, los concejales tendrán la potestad de aprobar este tipo de permisos” (Afirmaciones del titular de Asesoría Letrada, Carlos Lencinas – El Diario – 01/12/10).
Inmediatamente aparecieron ante mí las actitudes del Ejecutivo Municipal, puestas en evidencias al momento de aprobarse y ponerse en ejecución la Ordenanza que permitió la absurda e irresponsable destrucción de nuestras laderas (Ver informe del Defensor del Pueblo de la Nación – Le Quartier de la Montagne – 2007).

Siempre me coloco en una posición crítica frente a este “dejar hacer, dejar pasar”. Los primeros responsables somos todos nosotros como conjunto social. De nada sirve decir “yo no hice nada para ello; yo no soy el directo responsable de esta situación”; de alguna manera todos somos cómplices de la realidad que nos toca vivir. “Se es culpable por acción u omisión”. Por esa razón ya no podemos ignorar esta situación y tenemos la responsabilidad de “hacernos cargo” y actuar de inmediato para reconstituir el tejido social dañado. No podemos seguir manteniéndonos indiferentes e inactivos frente a esta realidad.

Sirva entonces esta pequeña reflexión, para que nos transformemos en miembros activos y comprometidos de esta sociedad, de nuestro vecindario, del grupo social al cual pertenezcamos. Todos tenemos algo que aportar, algo que sugerir, algo que proponer. Dejemos de lado los egoísmos que nos invalidan como individuos sociales y que, además, hacen prevalecer los intereses personales o sectoriales por encima del interés general o bien común. No esperemos ser llamados y actuemos por propia iniciativa. Si algún vecino toma esa iniciativa, no lo dejemos solo.

Estimados vecinos, hoy quiero hacerles presente estos pensamientos que me preocupan y me permito invitarles para que juntos asumamos el compromiso de lograr que nuestra sociedad se consolide y crezca dentro de esos inestimables valores que siempre hemos defendido.
Hago votos para que el nuevo año que se avecina nos permita estrechar aun más los lazos que nos unen y fortalecen. Les deseo muchas felicidades para Uds. y vuestras familias.

“…Vivir en democracia significa tener actitudes no sólo de tolerancia, sino de aceptación. Es convivir con todos valorando las diferencias como un potencial enriquecedor. El camino es lento. Lo importante es avanzar en la dirección acertada. No hay nada más peligroso y más estúpido que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada.” (Miguel A. Santos Guerra – “La estrategia del Caballo y otras fábulas…”)

José Luis Rigazio
Diciembre de 2010.-

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