domingo, 26 de marzo de 2017

“Lo correcto de los reclamos vecinales…”



La existencia de reclamos vecinales respecto de la vieja problemática de la contaminación del Lago San Roque, ha llevado a un grupo de vecinos a realizar movilizaciones y reclamos para una urgente solución a esta situación, que hoy se presenta en forma bastante preocupante en razón del olor nauseabundo que emana de las aguas y la enorme proliferación de algas.
No realizo crítica ni oposición alguna a estos reclamos, que son justos y necesarios a los fines de movilizar a nuestras autoridades (tanto municipales como provinciales y/o nacionales). Más bien hago una necesaria reflexión respecto de los móviles que se utilizan, las críticas que se realizan (que en algunos casos rayan la intolerancia), las responsabilidades que se reclaman, la dirección de esos reclamos y la certeza de culpas que erróneamente se enarbolan.
En mi fundada opinión, considero que la ignorancia de nuestra realidad y de los procesos que han desembocado en esta problemática (que considero demasiado grave), nos conduce a juicios muy apresurados y a caminos que más tarde va a costarnos desandar para conducirnos por la senda correcta.
Estas conductas, que muchas veces parten de actitudes honestas pero -a no dudar- también se ven influenciadas por intereses políticos, económicos y/o sociales diversos que no permiten que veamos con claridad las causas de estos problemas, también impiden que podamos realizar un adecuado diagnóstico que nos guíe hacia una solución correcta y sustentable. Hace cierto tiempo publiqué una de mis frecuentes notas públicas, en la que planteaba lo siguiente: Al enfrentar nuestra cambiante realidad cuyos procesos son cada vez más difíciles y complicados, podremos interpretarla adecuadamente y responder con mayor solvencia a sus demandas, en tanto y cuanto dispongamos del conocimiento necesario y lo utilicemos correctamente. Si en cambio, fuéramos ignorantes respecto de esos conocimientos, no podríamos interpretar la realidad (o por lo menos no lo haríamos correctamente) y, frente a cada problema, no aparecería la solución adecuada que se requiere y éste se tornaría cada vez más complejo e inentendible.”  (Conocimiento e ignorancia…-J.L.Rigazio – 06/09/2016)
Por otra parte, no podemos negar nuestra responsabilidad (por acción u omisión) en las situaciones y conflictos que deterioran nuestra calidad de vida. Muchos vecinos vienen desde hace mucho tiempo entablando una lucha contra distintos inconvenientes que deterioran nuestro ambiente y atentan contra la normal convivencia con el medio en el cual nos desarrollamos y el uso de los recursos naturales escasos que disponemos. Generalmente esas acciones quedaron circunscriptas  a un reducido entorno y en la mayor de las soledades, por falta de apoyo de los propios vecinos quienes deberían haber participado activamente y no, “poniendo el grito en el cielo”, cuando las consecuencias se hicieron presentes y nos golpearon nuestra puerta. Hoy reclamamos por el estado de las aguas de nuestro rio, de nuestro lago y además, nos manifestamos contrariados por las consecuencias de lo que lo que nosotros hicimos mal o dejamos de hacer en el pasado reciente (…o lejano). Cuando se reclamó por las causas que nos llevaron a este lamentable presente, la ausencia de muchos de estos vecinos fue considerable y más evidente aun fue su falta de participación y apoyo.
Las causas del deterioro ambiental y de los perjuicios a los recursos naturales tenemos que buscarlas en nuestras conductas negligentes en cuanto al manejo de los desperdicios que producimos; en el abuso y descontrol de las edificaciones en las sierras, en la ciudad y más aun sobre la ribera de los ríos y lagos circundantes. También en la falta de participación ciudadana ante los reclamos por la suspensión de estas edificaciones y de la aprobación de loteos en las zonas de riesgo antes citadas (por ej. en San Antonio y otros);  la ausencia de apoyo cuando se denunció la inactividad de la Coopi en el desarrollo adecuado del plan de obras de cloacas o bien, nuestras actitudes indiferentes frente a la desaparición del Comité de Cuenca del Lago San Roque que exigía un urgente tratamiento de las “aguas negras” en todo el Valle de Punilla y que contribuían enormemente a este desastre ecológico que hoy presenta nuestro lago y sus ríos tributarios (entre otras innumerables cuestiones que fueron planteadas o denunciadas).
Desde hace muchísimo tiempo vengo realizando denuncias, intervenciones, publicaciones y todo otro tipo de involucramientos para que esta problemática social pueda llegar a tener en nuestros pensamientos, agendas y prioridades un lugar verdaderamente preponderante en razón de su gravedad y urgencia (ver mis blogs personales:  participacionvcarlospaz.blogspot.com y corredoresinmobiliarioscba.blogspot.com). Este compromiso es el que intento instalar en nuestra sociedad, en nuestros jóvenes, en nuestros vecinos, en nuestras autoridades. Pero es necesario que iniciemos una profunda autocrítica de nuestras responsabilidades; impulsemos la creación de espacios para sanas y sinceras discusiones sobre las verdaderas causas de esta y otras cuestiones que nos aquejan, dejando de poner énfasis en reclamos por las consecuencias que sufrimos por nuestras acciones (u omisiones) y buscando toda la información necesaria y relevante para que la “verdad social” sea la única que prevalezca.-
Un viejo dicho nos dice: “…a río revuelto, ganancia de pescador…” y me parece que detrás de estos reclamos existen demasiados pescadores. Los actores sociales responsables de los yerros y aciertos que nos afectan en nuestra vida cotidiana somos todos nosotros y las instituciones que de nosotros dependen (Estado, escuela, centros vecinales, instituciones intermedias, iglesias, etc.).
27 de marzo de 2017-
José Luis Rigazio


“La verdad no se proclama ni se decreta; más bien se descubre, se busca.”  (Walter Riso)









No hay comentarios:

Publicar un comentario

correo personal